A EUSKAL HERRIA GOITIK BEHERA le suceden cosas simpáticas,
emocionantes diría yo. Y la última es una de bomberos. No tiene nada que ver
con esos trabajos que a menudo me solicitan y que yo defino de “fotógrafo
bombero” y solucionador de reportajes inconclusos, no. Tiene que ver con 25
bomberos que se jubilan en los parques de Bizkaia.
Hace unos días recibía una llamada de teléfono:
-
Santi, he visto que tienes el libro Goitik
Behera a la venta en tu web y que lo firmas y dedicas. Y me parece un trabajo
precioso pero verás, cada año hacemos un regalo simbólico a los bomberos que se
jubilan, algo relacionado con Euskal Herria y este libro es perfecto para eso-.
-
Bien, me alegro- , respondí.
-
Además hay bomberos que se jubilan del parque de
Markina y por eso es mucho más apropiado; supongo que ya sabes por qué-, me
explicaba el bombero a quien se le había ocurrido la cosa.
Sí que lo sabía: la primera imagen del libro Goitik Behera
es de la cantera de mármol de Markina porque allí comenzó mi segunda vida y
allí comenzó la historia del libro. En aquella cantera, sobre un lecho
blanquecino de espesos polvos de mármol, quedó tendido mi cuerpo herido,
despedido a más de una decena de metros del helicóptero en el que nos habíamos
estrellado y en el que morían mis compañeros Iñaki Pangua, Rubén Cortijo y
Roberto Arenas.
No lo recuerdo, no recuerdo nada. Lo supe tiempo después por
el relato de un bombero del parque de Markina, una de las primeras manos amigas que
cuidó de mí aquel día: “estabas lejos del helicóptero y te movías, te querías
levantar y solo decías: me llamo Santi y vivo en Llodio”.
Por eso es bonito que los bomberos hayan pensado en Goitik
Behera, por eso es bonito cómo esta historia cierra un círculo de
acontecimientos de fotógrafo y sobre todo de bomberos.
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