Calculo que ya pasan de treinta los viajes que he realizado a los Picos de Europa a cubrir como periodista y fotógrafo la veterana Travesía de Esquí Andrés de Régil. Primero fui como esquiador de montaña, luego como periodista especializado, ahora realizo el servicio de comunicación de la prueba. Dos jornadas intensas de mirar a las montañas y a los deportistas, a las máquinas de subir y bajar desniveles que son ahora los esquiadores.
Lo contaba y he contado hoy para que lo repartan los medios interesados. Algo así como lo que sigue.
Ni
de encargo. Porque una jornada que se esperaba nublada y triste ha amanecido
radiante para recibir en las nieves de los Picos de Europa a casi doscientos
esquiadores de todas las edades con ganas de disputar la 41 Copa Andrés de
Régil-Trofeo Kutxabank de esquí de montaña.
La
noche descargó en los Picos y era nieve, una capita de harina sobre las
hierbas, una liviana espuma blanca sobre el manto que en las cotas altas se
había medido con 2,5 metros de espesor. El nevadón de este invierno tardío
cumplió las expectativas que los lebaniegos conceden siempre a la “rabá de
marzo” y es por eso que los Picos tenían, tienen todavía, nieve abundante y
buena.
Así,
con nieve buena, durita pero muy esquiable, arrancaban los inscritos en la
Régil, unos pocos menos que otros años por estar la fecha en las puertas de la
semana santa vacacional. La fila se ha estirado rápidamente en Lloroza pero se
ha apretado subiendo la Sierruca, estirado de nuevo bajando a Áliva y encogido
mientras subían a Covarrobres. Ellos lo han tenido que ver, aunque desde la
cuneta de la traza uno piensa que a la velocidad a la que esquían y, resoplando
bajo el esfuerzo, apenas podrán admirar el paisaje, pero ha estado radiante:
algunas nubes manchaban la Peña Sagra, también vestían La Torre Blanca y La
Padiorna, Remoña y más tarde la Peña Vieja. Pero lo hacían como si fuesen sedas
acariciando el mundo de las rocas, jugando a esconder o desvelar a capricho la
aguja de Covarrobres, hija de la Peña Vieja. En ese entorno esquiaban, marcando
la primera huella los que han terminado primeros, seguidos por los segundos y
perseguidos también por los terceros, detrás todos los ciento y pico.
Para alcanzar las puertas
de Cabaña Verónica la cosa se había ya dilatado, las nubes venían a pisar los
paisajes y la prueba se iba poniendo dura y más dura. Pero, increíblemente, no
había pasado una hora desde las diez en punto de la salida cuando ya había
esquiadores por Tesorero. Les ha quedado aún tema largo y un poco más difícil
porque la niebla cerraba las cimas de Toreblanca y Padiorna para quienes iban
más atrás. Por fin los Picos se cerraban a los panoramas pero han dejado
esquiar a placer a los esquiadores más veloces y tanto o más a los tranquilos.Una de cal, otra de arena; uno bueno, otro regular. Hoy ha tocado el regular cuando el cielo se ha echado encima de los Picos de Europa en forma de nubes impidiendo ver los paisajes que el amanecer descubría manchados de nieve recién caída. La segunda jornada de la Copa Andrés de Régil-Trofeo Kutxabank parece haber querido castigar a los esquiadores con un esfuerzo prolongado pero también entregándoles una montaña cubierta y esa característica luminosidad de la niebla que impide ver el relieve, de saber si delante de tus espátulas hay un hoyo o una prominencia.
Con
ese ambiente han salido desde la estación superior de Fuente Dé el casi
centenar de equipos que aún conservaban condiciones para plantar cara a las
dificultades. En el fuerte repecho inicial hacia la Sierruca han dibujado un
bello panorama, vigilado por una Peña Vieja discreta e inevitable. Bajar hacia
Áliva no era difícil, y también conocido de la víspera, incluso el paso por un
angosto corredor en el que ayer pudimos ver la cabeza de uno de los esquiadores
del equipo de cabeza, valga la redundancia, tocando el suelo mientras sus
tablas hacían un paralelo con el cielo.
La
nieve no estaba plácida, entre la falta de visibilidad y la capita nueva que
deslizaba bien pero con aspecto de nieve húmeda sobre un sustrato transformado.
A la vista de sus soplidos en las cuestas se diría que los esquiadores han
sufrido más que gozado en el recorrido breve del domingo. Y hasta en una
segunda vuelta les han puesto una potente cuesta de ascensión obligada a pie,
esquís a la espalda, para redescender de nuevo hacia la portilla de Covarrobres
antes de marcharse directamente a la meta.
La
entrada bajo ese arco triunfal que es el final ha repetido las mismas primeras
imágenes de ayer, con los equipos unos, dos y tres entrando consecutivamente.
Si Señor.
ResponderEliminarTe queda bien hasta la Firma.
Aupa Santi
Gracias Juanjo. Hago lo posible por hacerlo bien aunque no siempre puedo. Y tengo ayudas que me lo ponen más fácil, tú lo sabes.
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