Dos Ucranias: una antes de Maidan, otra después de Maidan y
ahora mismo. Casi nadie sabía nada de Ucrania antes de explotar las
manifestaciones generadas tras la negativa de su gobierno a inclinarse hacia
Europa. Lo que sucedió después ya es sabido porque han corrido ríos de tinta y
el mundo sabe dónde está y de su división social, de su lado prosoviético y de
su lado antisoviético.
Mi viaje a Ucrania tuvo la casualidad de coincidir con las
primeras manifestaciones de la plaza Maidan. Y por allí pasé en varias
ocasiones, fotografiando y mirando la vida.
En todo mi viaje, muy relajado y sin pretensiones
fotográficas, busqué la mirada de las gentes de Ucrania con el objeto de tener
un pequeño retrato diverso del país. Aprendí cómo se decía en ucraniano ¿me
deja hacerle una fotografía? Y con ese mensaje detenía a personas que me iba cruzando
por las calles. No podíamos entendernos en un idioma común; salvo con dos de
ellas con conocimientos de inglés y una de castellano no hubo más conversación
que un agradecimiento. Muchas dijeron que no, otras se quedaron sorprendidas,
cada una puso su gesto fotográfico, el que quiso mostrar al fotógrafo.
Es curioso: predominan las sonrisas. ¿Serían sonrientes
ahora los retratos de Ucrania?
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