De nuevo me pidieron reportajear en el valle del Baztan. Por
supuesto dije sí, siempre digo sí a Baztan porque es una tierra a la que tengo
cariño, porque me entusiasman sus luces, sus contrastes, sus praderas, sus
ganados, las gentes que allí viven y la música de su euskera. Por supuesto me
gustan sus montañas y sus caminos y vericuetos, escondidos o no tanto. De eso
iba el trabajo que ha publicado la revista El mundo de los Pirineos, de
presentar el valle y sus encantos y de llevar a los lectores por varios
itinerarios para descubrir los encantos de esta tierra. Ahí están: en una docena de páginas en las que
no faltan luces, hay nieblas, viven las ovejas, donde caminamos disfrutando
entre paisajes y horizontes. Contento fui, contento regresé y cuando quiera
volveré a ese Baztan medien los encargos o simplemente porque siempre enseña
secretos nuevos.
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