Es hora azul en Donetsk. Tráfico intenso en los tres
carriles que aproximan desde Crimea al centro urbano de esta ciudad, también
más allá, entre altos edificios, esquivando tranvías, trolebuses y circulación heterogénea
de vehículos y personas. Si el cielo azulea es por la caída de la luz solar,
cosa que sucede muy temprano, como a eso de las cuatro y poco de la tarde, y no
porque se anuncie por la ciudad el encuentro del equipo local Shakhta Donetsk
contra la Real Sociedad
de fútbol, llegado ya desde Donostia, la tierra vasca en el norte de la Península Ibérica.
Tampoco azulea porque hay ya paseando por las frías calles de esta ciudad o
fotografiándose bajo la inevitable estatua de Lenin algunos realistas abrigados
con la bufanda blanquiazul distintiva de su equipo. Pocos, es cierto, contra
los miles de hinchas ucranianos enemigos que tendrán que escuchar haciendo coro
en el campo monumental que acoge la cita de Champions League.
Así, bajo la presencia del azul me encuentro por fin ante la
elipse gigantesca del campo Donbass Arena que también tiñe con luces azules la
periferia de su arquitectura.
Tras un triple y férreo cacheo para acceder al campo puedo
asomarme, entre un grupo de entusiasmados guipuzcoanos vistiendo bufandas y banderas
blanquiazules al césped del Donetsk Casi ni me he enterado cuando comienza el
encuentro, no soy capaz de intuir las jugadas de interés ni encuentro nada que
sostenga mi atención sobre la hierba. Sí en las gradas que me rodean, en
algunos rostros contraídos, en los brazos elevados al aire o en los gritos y
expresiones airadas que con seguridad nadie escucha.
La hora azul termina por ser hora negra porque el equipo que
viste camiseta de rayas blancas y azules encaja un gol tras otro pera terminar
perdiendo cuatro a cero. La
Real Sociedad ha quedado fuera de la competición de Champions
League y eso debe ser bastante triste. Por eso, la complicidad con mis
compañeros de grada me deja un leve sabor agridulce, mezcla de pérdida de una
ilusión y de curiosidad satisfecha.
Ha sido una casual circunstancia, solo un pretexto viajero, la
que me ha llevado de nuevo a un campo de fútbol, sabido que ninguna pasión, ni
siquiera afición, me invita a defender banderas ni equipos reunidos tras un
balón de cuero. Y ha sido divertido encadenar asuntos sobre al azul porque los
colores funcionan tan bien en el alma deportiva como en fotografía.
Última hora: el cielo ha amanecido azul en Donetsk tras una
heladora noche de noviembre.
Hola Sati Yaniz desde la Rioja te saluda tu amigo de montes en la tierna infancia . Aquellas primeras escaladas con Perfe, Pedro, Juanma y yo Alberto.
ResponderEliminarRecientemente compre una Fuji x20 y la ando probando,con el tema del revelado en RAW estoy dando primeros pasos .Saludos y en hora buena por tu blog Alberto
Aupa Alberto. Ma alegro de encontrarte. ¿Así que ahora paras por la Rioja? ¡Bien!
EliminarYo tengo una x10 y me gusta mucho. A ver si haces cosas majas con tu 20.
Saludos.