18 de octubre de 2012

Vender el oso antes de cazarlo, o el cañón británico que se convirtió en chimenea


Está de moda que los ayuntamientos tengan “gabinete de prensa”. Eso es bueno si emplean profesionales del gremio. Pero es peligroso si sólo son la voz de su amo, si sólo están para provocar el incremento de apariciones del nombre del municipio que les paga en los medios informativos.
Escribo esto de nuevo contrariado después de que se haya anunciado en la prensa la presencia y excavación arqueológica de un cañón hallado en la playa de Lekeitio, enterrado bajo la arena del río Lea.
Por razones profesionales que no vienen al caso estaba interesado en el asunto y logrado información privada que me permitió acudir a la excavación para obtener fotografías del procedimiento. Sabía incluso el día y la hora en que se iba a proceder al izado a la superficie fuera del agua del presunto cañón. En relaciones con otros periodistas incluso me reservé unos datos que creía confidenciales con ánimo de respetar toda la discreción precisa para un trabajo científico.
Llegó el primer día de los tres que debía durar la excavación y no tardó en presentarse la responsable del “gabinete de prensa” del ayuntamiento. Fotos a diestro y siniestro, recogida de datos (teorías sin confirmar) y comunicado a los medios, con fotos gratis por cierto, que en sus medios digitales del segundo día y en el papel del tercer día de excavación arqueológica daban cuenta de esta información anunciando la extracción de un cañón británico

Trabajos de excavación

Trabajos de excavación

Llegado el tercer día, previsto para ver el objeto de excavación fuera del agua, el público se reunía numeroso en torno a la máquina que debía proceder al izado de una pieza que se había advertido debía pesar más de 700 kilos. Tras la espera a la autoridad en la materia se procedía con la bajamar a la maniobra que permitía tener completamente a la vista el la pieza de metal, hasta entonces sumergido en agua y arena. Los arqueólogos no dudaron un instante: es la chimenea de un barco de vapor.
No suele ser muy frecuente que los arqueólogos sepan lo que hay bajo tierra antes de sacarlo aunque lo intuyan. Por eso la prudencia científica debe obligar a un periodista a reservar una duda antes de proporcionar una información. Y esto debería ser extensivo a los gabinetes de prensa de cualquier administración pública.
Hoy he repasado una lección que tenía bien aprendida: nunca hay que vender el oso antes de cazarlo.

La pieza arqueológica sale del agua y queda al descubierto

Reconocimiento de la pieza como una chimenea


Chimenea camino de algún estudio arqueológico

3 comentarios:

  1. chapuceramente brutal, una excavación digna de Pepe Gotera y Otilio...

    firmado: el que acampa en Jauna

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  2. La excavación se ha hecho en condiciones serias pero no es serio avanzar resultados a la prensa sin datos confirmados. Hoy era el momento, no el martes.
    Buena marea por Jauna.

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