Estoy de vuelta del mar, de la costa diré mejor. Porque mientras se diseña el trabajo que en unos días entrará en imprenta con propuestas para conocer y caminar la costa vasca el mar llama con una señal de emergencia.
La carga se le había movido en sus tripas al mercante panameño Modern Express mientras navegaba en el Golfo de Bizkaia y tras estar a punto de irse a pique, abandonado por su tripulación, un equipo de técnicos holandeses conseguía ponerlo a remolque con destino a Bilbao.
Estuve esperándole y no solo, lo prueban las fotografías. Había curiosos a cientos, cámara en mano por supuesto, había vigilantes uniformados abandonando su trabajo para curiosear como un paseante más, había autoridades y unidades de socorro en tierra, también navegando en embarcaciones, también en el aire. Salvamento Marítimo marcaba la organziación pero las órdenes las daban los expertos holandeses desde el buque escorado. Como aquella que con tono enfadado pidió antes de comenzar el último remolque hacia el puerto en el Abra de Bilbao "que se marchen todos los helicópteros de la escena, no nos dejan trabajar". Los moscardones aéreos se marcharon, claro.
La entrada por la bocana del puerto debió abortarse al primer intento, al parecer por un enfilamiento inapropiado. El segundo consiguió meter al barco al abrigo aunque el Modern Express marchó un buen rato de través. Por un momento pensé que la propia maniobra iba a tumbar el barco, recuerdo del desdichado rescate del Motxo en la costa de Zumaia. Pero esta vez no, esta vez el barco ha quedado a salvo y en puerto.
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