Está
de moda anunciarse en público. De eso es la prueba continua la explosión de
actividad en las conocidas como “redes sociales” donde, curiosamente, expertos
analistas del fenómeno comunicativo como Umberto Eco hablan de la presencia de
ingentes cantidades de basura, algo que no es nuevo y ya venimos descubriendo.
Que haya basura es culpa de todos, de todos los que alguna vez hemos subido a
la nube informática cualquier comentario o imagen con el propósito de hacerlo
público o extenderlo a los “amigos” por bueno y genial que nos parezca.
En Internet está todo el saber,
pero también todo su contrario, y esta es la tragedia -decía Eco recientemente-: “Internet es una cosa y su contraria. Podría
remediar la soledad de muchos, pero resulta que la ha multiplicado; Internet ha
permitido a muchos trabajar desde casa, y eso ha aumentado su aislamiento. Y
genera sus propios remedios para eliminar ese aislamiento, Twitter, Facebook,
que acaban incrementándola porque relaciona con figuras muchas veces fantasmagóricas,
porque uno cree estar en contacto con una bellísima muchacha que en realidad
resulta ser un mariscal de la Guardia Civil…
En
este tiempo del “no papel” a veces se escuchan buenas noticias relacionadas con
los libros. Un amigo me remitía hace unos días una nota en la que me felicitaba
por las ventas de mi último libro: “Excursiones a ventanas naturales de EuskalHerria”. Un diario de gran lectura en Gipuzkoa había expresado que este libro
era el séptimo más vendido entre las obras de “no ficción” en base a un
recuento de ventas en grandes superficies y librerías destacadas del territorio.
Me
alegré de saberlo, a pesar de que el editor había advertido que no es estaba
vendiendo mucho. Pero, más que por vender, por el hecho de que el círculo se
vaya cerrando, de conocer que alguien escucha lo que cuentas y que tu trabajo
parece ser útil además de darte de comer (aunque poco). Hay veces que los
libros impresos se quedan en las cajas y terminan reciclándose en los montones
de papel. Pero lo mejor que les puede pasar es que se agoten antes de lo
previsto. Todavía eso no me ha sucedido nunca.
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