SARTZALETA |
Sigo
en busca de vacíos por los paisajes vascos, como si la primera intentona con
resultado de libro no hubiese sido suficiente. Ahora con la ayuda que algunos nuevos colaboradores entusiastas me están prestando.
Lo cierto es que este trabajo ha incentivado
una mirada distinta a muchos espacios ya conocidos tiempo atrás y nuevos descubrimientos. Porque,
después de mucho tiempo de mirar hacia arriba, de buscar cumbres a las que
subir, de escudriñar sus caminos y de conocer país con todos los sentidos nos
siguen quedando tareas pendientes. Sí, asomarnos a algunas ventanas para mirar
más a fondo es una de ellas.
¿Ventanas?
Esta es una de las denominaciones que han recibido en nuestra geografía las
distintas formaciones geológicas que cruzan murallas de roca, escarpes o se
elevan al cielo caprichosamente en forma de arcos pétreos. Pero además de
ventanas se repiten en la toponimia denominaciones como “el ojo de…”, “peña horadada”,
“arco”, “agujero” o “túnel”.
¿Mirar
por las ventanas? Ese es el objetivo, pero de nuevo el interés está sobre todo en
el camino y en la indagación.
Tanta
vuelta por nuestro país de verdes, bosques y rocas me había permitido descubrir
algunos de sus ojos naturales y quedar impresionado por su presencia magnífica y
sus posibilidades para recrear fantasías y descubrir las raíces de algunas
mitologías ancestrales.
Ya
cuando había visitado algo más de una veintena de ventanas pensé que aquello
daba para un reportaje de las geografías agujereadas en Euskal Herria. Me
equivoqué rotundamente, porque desde que me puse a la tarea de investigar, “trabajo
de gabinete” le llamamos los fotógrafos, y extender mi búsqueda a la
complicidad de amigos y apasionados de los paisajes raros como yo mismo,
aprendí de lo mucho que me quedaba por saber, que de veinte ventanas pasaba
enseguida a más de cincuenta y de que aquel soñado reportaje se podía convertir
en un libro.
Ahora,
tras la indagación que concluyó en el que ya sé que solo es un primer libro, y que
me ha llevado por insospechados rincones de nuestra geografía ya ni recuerdo las
veces que me he escuchado decirme a mí mismo: ¡Vaya sitio! ¡Qué naturaleza! ¡Qué
fantástico!
Asomar
a los abismos mirando desde atalayas impresionantes, descubrir texturas de rocas
acariciadas y destruidas por los elementos, y escuchar el ulular del viento
soplando por estos antros solemnes solo es posible echando pie a tierra y
buscando en los paisajes. Bueno, tengo que confesar que también me he tenido
que arrastrar por el suelo alguna vez y de eso sabrán bien quienes sigan mis
pasos en busca del vacío pero eso también forma parte de esta experiencia
increíble. A veces el precio de las sorpresas es justo ese: el esfuerzo y
sostener la esperanza de saber que al otro lado hay un regalo de paisajes.
Sí,
son los ojos de la tierra los que nos observan en este viaje, una naturaleza
que abre sus entrañas a través de pasillos labrados por el tiempo. Es un
periplo sin precedentes por las ventanas naturales que desde todos los
territorios de Euskal Herria miran al vacío o asoman a los paisajes infinitos.
En
el primer trabajo se recopilan cincuenta destinos pero suman muchas más
ventanas. Aquí llega un nuevo desafío: si alguien se anima a contarlas estaré
encantado de escuchar a qué cifra ha llegado porque yo me confundo y no me
atrevo a hacerlo. Y explico por qué: llegué un día a contar hasta diez donde
solo parecía haber una; descubrí lo que supongo era un cazadero prehistórico
donde siempre nos han dicho que había un puente fabricado por los gentiles pero
además allí había –hay todavía- ¿cuatro, cinco, seis…ventanas? Soy incapaz de
contarlas pero puedo imaginar mil historias que suceden allí abajo, allá
adentro. Y aún más: me atrevo a llevar la mirada de artista al espacio vacío
para encontrar en él al niño que inventa planetas en el aire.
Sí, hay muchos modos de
mirar a las ventanas. Se puede ir simplemente de coleccionista de lugares
raros, se pueden aprender lecciones de geología suprema y también se puede ir
de filósofo a meditar sobre la naturaleza misma. En las ventanas están los
contrastes, las armonías, las formas orgánicas pero hay además siempre algo
mucho más profundo que la primera lectura que nos proponen. ¡Buen viaje!
Huir
de los tópicos
Salirse del tópico.
Quizás esa ha sido la pauta de mi vida, de la montañera y también de la
profesional. Y claro, ir de bicho raro por el mundo conlleva que a menudo te
miren torcido.
Pues con mis Ventanas
he querido huir de nuevo de tópicos excursionistas. Nadie había hecho todavía
una colección tan interesante y amplia y lo mejor es, tanto como el resultado,
la fascinación de la tarea.
Ese mismo propósito
indagador me ha guiado en los tres trabajos publicados bajo el abrigo de EUSKAL
HERRIA: BOSQUES, NACEDEROS y ahora VENTANAS: buscar lo escondido con mirada
propia y releyendo los paisajes, ir más allá de lo evidente para saber qué hay
al otro lado. Y así he podido descubrir parajes inéditos que poca gente había
visitado en un largo viaje que ha durado casi un año y medio. Muchos kilómetros
recorridos, muchos caminados y mucho repaso de documentación nos han traído
hasta aquí con la satisfacción de estar aportando matices desconocidos de
Euskal Herria.
En Ventanas Naturales
viajamos a cincuenta destinos, alguno de ellos proponiendo un recorrido natural
con varias ventanas en el camino. Son la mayoría itinerarios para todos los
públicos, buscando los recorridos más amables y rápidos, pero también los hay
que piden aventura. En el interior la mayoría pero también en las costas, hay
ventanas que se pueden cruzar pero no todas, arcos que pueden pisarse
cómodamente, otros imposibles. Ventanas Naturales es sobre todo una invitación
a la fantasía en la naturaleza más salvaje.
PASO DEL OSO. Sierra de Leire |
Me imagino perfectamente la sorpresa y la alegría al asomarse a todas estas ventanas, algunas verdaderamente espectaculares. Ha sido un viaje maravilloso. Euskal Herria es impresionante. Gracias por mostrárnoslo tan de cerca.
ResponderEliminarSí, Edurne. Es una sorpresa tras otra, una emoción cada vez que te asomas a esos parajes. Y lo mejor es que continúo descubriendo nuevos escenarios que para mí eran insospechados. Habrá nuevas entregas para compartirlos.
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