La mejor
excusa para volver a cualquier lugar es recibir un encargo para entregar un reportaje.
Si te asaltara la pereza, estarás obligado a vencerla; si ya conocías el
escenario, ahora le descubrirás caras nuevas; si te pareció aburrido, acaso le
encuentres algún rincón interesante; y si lo disfrutaste, volver es lo mejor
que te puede pasar.
Cuando supe
que se abrían las puertas de la impresionante sala de La Verna busqué una razón
para viajar a sus entrañas. Conseguí así mi primer reportaje y la primera
excusa para divagar con mi equipo de espeleólogos por la cavidad. La inclusión
de la cueva en el proyecto de un libro propició una segunda visita que buscaba
el mejor momento de deshielos para fotografiar las cascadas que saltan en las
tinieblas. Lo conseguimos. Un tercer reportaje, recién publicado, propició una
tercera visita, ahora con el recorrido bajo las profundidades pirenaicas del
río subterráneo en busca de las lagunas turquesas de la galería Chevalier y
nuevas fotografías. Aún quedan tareas pendientes en La Verna. La galería
Aranzadi, antiguo recorrido del río subterráneo pero ahora en seco, guarda
algunas de las más bellas formaciones y estalactitas de la cueva y exige para
alcanzarla una ascensión de casi un centenar de metros verticales por una
cuerda fija. Todavía no la he visitado y me gustaría poder algún día llevar
allí a mis amigos espeleólogos con la excusa de fotografiar sus encantos. Necesito
la excusa de un nuevo reportaje.
No es una
tarea fácil trabajar allí abajo; primero hay que llegar, después descubrir bajo
la luz de las linternas donde están las imágenes que funcionan, buscar los
ángulos y organizar los elementos. Después, dirigir al equipo, coordinar sus
acciones e iluminación y disparar. Terminar una fotografía puede llevar una
hora de trabajo y para ello es imprescindible una buena sintonía entre quienes
estamos bajo tierra aguantando las demandas de un fotógrafo casi siempre
insatisfecho. Gracias Idoia, Rober, Unai, Josu, César por la implicación. El trabajo es duro pero la experiencia estupenda. Y allí abajo comemos, reímos,
aprendemos y… lo pasamos estupendamente.
La Galería
Aranzadi nos espera todavía.
Pues parece que Unai también estuvo, lo denuncia su cara y ese estupendo tupperware de "antxoak pla-pla eindde" típico ondarrutarra! ;-) Entre pitos y flautas, te estás haciendo una bonita colección de esta histórica cueva.
ResponderEliminarOier ADES
Si, claro que estuvo Unai. Le había puesto como Jon, me suelo liar con su nombre. Mejor que la colección, que no son muchas fotos aunque sí alguna interesante, son los buenos momentos que vamos pasando por esos agujeros. Y los que nos quedan, espero.
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