Buenos Aires |
Deprisa,
deprisa. Podría ser el lema del fotógrafo “on mission”, con calendario cerrado
pero sin programa definido de trabajo. Así han pasado mis diez días por Buenos
Aires y Montevideo, entrelazando contactos, cruzando historias y buscando
imágenes narrativas, evocativas, humanas, personales, estéticas.
Uno
no sabe, a veces, qué va a lograr ni cómo terminará cerrando su trabajo pero la
única manera de encararlo es la insistencia y la búsqueda constante.
En
ese empeño las calles y escenarios bonaerenses han sido más generosos mientras
Montevideo lo ha puesto muy difícil. La invasión del mundial de futbol
imponiendo colores y ruidos en cada rincón del mundo en ambas orillas del Río
de la Plata parecía priorizarlo todo a cualquier otra cosa en la vida de los
dos países vecinos.
Escuchar
al tiempo los ecos futboleros en medio del estruendo de un tráfico
hipercontaminante, respirar bajo presión y caminar, caminar, caminar en una
periferia gigante e inabarcable se ha convertido en compañía cotidiana en estos
días. Pero por el camino quedan algunos encuentros bellísimos, algunas
lecciones de herencia y sentimiento y algunas historias que, desde nuestra
Euskal Herria lejana debiéramos conocer de más cerca. Hemos ido para contarlo y
en octubre tendrá letras e imágenes impresas en papel.
Mañana
enfilo otro rumbo más paisajístico, más estético pero más aventurado. El norte
argentino me espera.Montevideo |
Montevideo |
Río de la Plata |
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