1 de enero de 2013

Abajo y arriba, despedida y saludo





Al doce le despedimos bajo tierra, recorriendo ríos subterráneos mirándonos en espejos escondidos y descubriendo colgantes maravillas de cristal. Para saludar al trece buscamos las alturas para intentar saludar a los horizontes y otear la línea bajo las  nubes en busca de un sol escondido. Un día vistiendo trajes de colores, botas impermeables al agua  y agarrando con fuerza cuerdas o escalas bajo el espectro de la cálida luz del carburo o de los fríos lúmenes de leds. El otro caminando en la noche hasta el amanecer, esquivando la lluvia bajo impermeables brillantes y pisando sendas o roquedos resbaladizos
Ha habido algo común en esas dos jornadas de despedida y saludo: buenas compañías, naturaleza, luces, mirada fotográfica y una cámara ligera. Razones suficientes todas para perseverar en este oficio, incluso ante el número 13.



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