Al doce le despedimos bajo tierra, recorriendo ríos subterráneos
mirándonos en espejos escondidos y descubriendo colgantes maravillas de
cristal. Para saludar al trece buscamos las alturas para intentar saludar a los
horizontes y otear la línea bajo las
nubes en busca de un sol escondido. Un día vistiendo trajes de colores,
botas impermeables al agua y agarrando
con fuerza cuerdas o escalas bajo el espectro de la cálida luz del carburo o de
los fríos lúmenes de leds. El otro caminando en la noche hasta el amanecer,
esquivando la lluvia bajo impermeables brillantes y pisando sendas o roquedos resbaladizos.
Ha habido algo común en esas dos jornadas de despedida y saludo: buenas compañías, naturaleza, luces, mirada fotográfica y una cámara ligera. Razones suficientes todas para perseverar en este oficio, incluso ante el número 13.
Ha habido algo común en esas dos jornadas de despedida y saludo: buenas compañías, naturaleza, luces, mirada fotográfica y una cámara ligera. Razones suficientes todas para perseverar en este oficio, incluso ante el número 13.
Eres todo un Xplorer...!!
ResponderEliminarrober
¡Jo!
ResponderEliminarMi mágico Atxarte... Sobre NORA.... más y más crisis.... qué te voy a decir que no sepas. L.M
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