El otoño ha sido casi fugaz, con el frío adelantado y sus primeras nieves. Terror en las carreteras, protagonismo mediático de lo que sólo es natural invierno y paisajes hermosos. Oportunidades de oro para trepar a las alturas pisando duro o blando pero sobre blanco. Y para aprovechar el regalo helado del temporal muy cerca de casa.
En el San Lorenzo riojano los cierzos se esforzaron por ahuyentar a los paseantes pero pudieron labrar curiosos relieves de frío merengue. Hermosos.
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