Siempre me ha fascinado la mirada extensa, el plano horizontal, muy horizontal, del formato cinematográfico de la "panavisión". Lo descubrí hace ya tiempo para la fotografía empeñado en viajar con un engendro de cámara grande, una fuji 617 que sustituía allí donde había que andar ligero y ágil con una rústica pero eficaz Horizon. Una hacía -hace todavía- unas pedazo fotografías en ¡6x17 cms!, la otra gira el objetivo angular para construir imágenes de 24x56 mm. Con una y con otra he construido muchos trabajos panorámicos y en alguna ocasión he logrado felizmente que un reportaje de encargo terminara de editarse íntegro en formato panorámico. No es fácil porque los editores, más los diseñadores, están acostumbrados a la ventana convencional y las imágenes excesivamente horizontales les obligan a cambiar su discurso clásico. También le ocurre parecido al fotógrafo que tiene que organizar de otro modo el recuadro, una dificultad y también un reto que puede convertir en juego durante el ejercicio de mirar.
Durante varios años he trabajado imágenes del Pirineo vasco para un proyecto editorial que -cosas de la crisis- no ha terminado de encontrar salida natural sobre el papel pero sí lo ha encontrado la fracción panorámica de ese viaje. El libro, modesto pero singular, verá la luz en los próximos días en la FERIA DEL LIBRO Y DISCO VASCO DE DURANGO. Algo más de medio centenar de imágenes llenan sus páginas proporcionando una nueva interpretación de ese Pirineo horizontal.

Las cámaras de película tienen ahora su competencia en el software digital combinado con la captura de múltiples imágenes con la complicidad de una rótula nodal ninja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario