18 de diciembre de 2010

Entre fábricas, creadores y futuro




Sucedió en Bilbao, casi a orillas de la Ría, entre fábricas paradas y pabellones semivacíos, junto a talleres singulares y donde la ciudad ha proyectado su futuro más característico. En la Ribera de Deusto, en la península de Zorrotzaurre, un viejo taller es el cuartel de ZAWP (Zorrozaurre Art Work Progress), una iniciativa nacida entre los activos del colectivo cultural de La HACERIA que busca la activación de Zorrotzaurre como un embrión de vida creativa.
En aquel taller, alumbrado de colores para la ocasión, se reunió un buen paquete de protagonistas de la esfera creativa para escuchar y debatir con las "autoridades" de cultura de la administración lo que bajo el título de Red de Experiencias Creativas va a poner en marcha el Gobierno Vasco dentro de un formato abierto ya utilizado en otras ciudades como Barcelona: Fábrica de Creación.


¿Por qué en Zorrotzaurre?. Porque, antes que la administración, la iniciativa popular surgida en torno a ZAWP estaba proponiendo la utilización de los pabellones y talleres vacíos de Zorrotzaurre como espacios abiertos a artistas, creadores o colectivos con iniciativas en este ámbito y ya había avanzado en largas negociaciones con Diputación, Gobierno y Ayuntamiento distintas medidas que permitirán en breve que la península reviva con otro pulso paralelo a la actividad industrial. Ya hay una lista de demandas para convertir los locales desocupados en espacios positivos gracias a mucha imaginación, alquileres económicos y a flexibilizar las exigencias normativas.
Desde la administración no queda más que recoger el testigo e impulsarlo. Pello Gonzalez, consejero de cultura del Gobierno Vasco advirtió que habrá poco dinero para las infraestructuras de creación, más para apoyar ideas y proyectos. La cultura que propone la administración llega marcada por el signo de la I: imaginación, innovación, ingenio, iniciativa, ilusión e intercambio, según sus palabras. Habrá que empujar para que sea cierto.
Antes de que lleguen las excavadoras y las grúas a Zorrotzaurre pasarán allí muchas cosas. El barrio no va a morir, le espera el renacimiento y quizá una vocación de futuro que ni siquiera los arquitectos habían sospechado.



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