18 de junio de 2010

El cielo vuelve a llorar



Mucho, mucho… Más parecía un llanto con rabia, que un lamento triste. Tanta rabia que se han retorcido también los paisajes por un tiempo. Tan verdes, tan exuberantes esta primavera, de pronto han quedado como asustados. También creo que lo estaban los acompañantes del Nervión que veo cada día que camino junto al río. La garza se volvió a refugiar en lo más alto del puente de Bitorika como si temiera lo peor, igual que hace cada vez que llega un temporal de nieve. Los patos, desconcertados, se apostaban en los muros sobre el cauce mirando como si no creyeran lo que estaban viendo. Abajo el río fabricaba enbravecido turbias olas desacostumbradas de color chocolateado.
Una pintada que pide independentzia! Grafiteada en uno de los muros de canalización delató durante horas como subía el nivel hasta llegar a los puntos sobre las I.
Hasta la medianoche. Luego, pasadas las alarmas en las riberas, el cauce bravo se dulcificó y el chocolate se quedó en crema. Aunque el cielo se quedó triste muchas horas todavía.
Pregunté pero nadie me supo decir por qué tanto llanto, por qué tan larga la tristeza en el cielo.
¿Lo sabes tú?

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