Así,
en un instante, parece que me acabo de inventar dos palabros. Pero no es tan
rápido, tampoco tan inconsciente. Y me explico.
21 de abril de 2017
Dronescaper y tripleeaerodimensionante
Soy
"dronescaper" desde que se ha publicado el portentoso trabajo en
forma de libro que con el título de "DRONESCAPES,
The New Aerial Photography from Dronestagram" ha editado Tames&Hudson en Reino Unido. Todo el mundo puede verse en las páginas de
este libro mirado desde las cámaras que cuelgan del cielo soportadas por las
palas de los drones. Y en él solo media docena de imágenes están referenciadas
bajo el sufijo de Spain y de ellas dos, que tengo el honor de firmar, responden
a la ubicación geográfica de Euskal Herria. Si, ya soy desde entonces
dronescaper pero tampoco es nada nuevo porque desde hace más de un año mi
pequeño pero eficaz dron me acompaña en mis viajes y búsquedas fotográficas.
Ahora esa cámara que vuela trae a cada reportaje fotográfico nuevas
perspectivas, casi todas nuevas e inéditas que enriquecen mi ya bien nutrido
álbum de dronescapes o dronegrafías, como yo llamo a esta serie peculiar.
También
soy ese otro palabro que es tridimensionante desde que practico, también con mi
dron, el ejercicio de la captura de imágenes aéreas para reconstrucciones 3D.
Sí, las tecnologías avanzan que es una barbaridad y ahora con el cuatri-rotor,
herramientas de software específicas, buena práctica profesional de operador y
consiguiente trabajo especializado de gabinete para la reconstrucción final de
eso que llamamos "malla densa" estoy mirando en imágenes
multiplicadas algunos monumentos y yacimientos históricos que se podrán ver en
movimiento y recolocar a voluntad en el espacio virtual. Un trabajo también
apasionante por los retos que plantea.
Sigo
siendo un apasionado de la fotografía química, del blanco y negro y de los
procesos más artesanales, pero eso no impide estar siempre mirando al futuro
que ya es presente.
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