“El género portada es muy difícil”, ya deberías saberlo, me dijo en una ocasión el director de una revista. Sí, efectivamente ya lo sabía y no era a falta de práctica cuando para entonces había ya en mi curriculum algunas decenas de ellas. Ahora, unos cuantos años después, se multiplican de nuevo las portadas de revistas, libros, carteles, folletos que se han diseñado a partir de mis fotografías. Y no lo debo de hacer tan mal cuando se repiten las llamadas para solucionar las carencias entregadas por otros fotógrafos o cuando en una búsqueda por todo el orbe universal de internet se recurre a un retrato tomado en Bizkaia por una de mis cámaras para la portada de un libro.
Mi producción es amplia y múltiple: en los últimos meses son varias las portadas que llevan mi firma, también algunos contenidos. La clave está en una imagen sintética, bien compuesta, que sea perfecto reflejo de la publicación y remita a sus contenidos y que disponga siempre de espacios vacíos donde las llamadas a los contenidos y los titulares tengan espacio suficente.
Es género, es portada, es fotografía.
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