Sí, yo también viajé a Chernóbil. ¿De turismo
radiactivo? Tal vez. Encajó en un viaje a Ucrania con una perspectiva mucho más
abierta pero pasear por las desoladas calles de Pripiat y cerca del reactor protagonista fue también
posible, para fotografiar y evocar así en imágenes una catástrofe inolvidable.
Ahora, con su aniversario, la memoria revive aquel acontecimiento y lo trae de
nuevo a los papeles impresos y pantallas. Compartí el viaje y la experiencia
con Josu Iztueta, viajero empedernido, con
Belén Lobos y Ander Izagirre, también periodistas, y con Ander comparto espacio
y relato en las páginas de la revista Nuestro Tiempo que publica la Universidad
de Navarra. Diez imágenes, por elocuentes que sean, no valen tanto como diez mil
palabras de Ander Izagirre. Quien tenga la oportunidad lea su relato: LAS CICATRICES DE CHERNÓBIL
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