De nuevo me
he estrenado en las primeras luces del año porque no puedo evitar esa comunión
del alma con los elementos naturales que me mueven por dentro y por fuera.
Como si fuese un propósito de los elementos, las
primeras luces ambientales del crepúsculo inundaban la atmósfera de la Sierra
Sálvada. Cerca de casa y en buena compañía ha sido la bendición natural del año
en el que he entrado caminando, despacio, mirando horizontes abiertos y
respirando vientos fuertes.
Si el resto
se prodiga tan generoso estaré contento incluso si los bolsillos siguen sin
estar sobrados, que eso importa menos.
Prometo, me
prometo, más luces, más inclemencias, más horizontes, paisajes abiertos y
buenas experiencias.
Crepúsculo sobre el Txarlazo |
Primera iluminación solar sol de 2014 |
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