10 de julio de 2013

Fotógrafo a contracorriente



Me sucede casi todos los años cuando la primavera emociona a la naturaleza y despierta el campo. La jornada “de sol a sol” se alarga y el trabajo del fotógrafo campestre parece ir contra el calendario; cuando los estudiantes llegan al fin de curso a otros nos vienen las fechas de las luces, del verde intenso, los cauces crecidos, las cascadas, el rocío y las nieblas. Allí están también las trashumancias y los ganados recuperando sus pastos de altura, las gentes dibujando rectas con plantas jóvenes; todo crece, incluso la noche. Las nieves y las lluvias, los cielos espesos y las noches largas nos dejaron tiempo relajado pero se acabó hace ya un rato. Ahora, cuando ya ha entrado de verdad el calor seguimos corriendo con el calendario para atrapar emociones de colores o simplemente bitonales. Es el sino del fotógrafo campestre: vivir a contracorriente.


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