4 de agosto de 2012

Viaje al centro de La Verna o a las entrañas de Zuberoa


 



La experiencia en La Verna es intensa, más cuando, desde el preámbulo, todo es sorpresa. Lo es llegar a la puerta, es también franquearla hacia las profundidades, de nuevo asomarse a la oscuridad y el vacío absoluto y más aún el colofón: por fin, descubrir la luz que crece y ofrece a la vista los límites del espacio.



Con este texto arranca el reportaje publicado en el recién aparecido nº 59 de la revista Euskal Herria sobre esta singular y exraordinaria cavidad que alberga la tercera sala subterránea más grande del mundo con medidas de 260 metros de longitud, 250 de ancho y 180  de altura, lo que permite almacenar un volumen de aire equivalente a 3,5 millones de m3 y donde se podrían guardar tres catedrales de Nôtre Dame de Paris. El cauce de un río subterráneo cruza la cavidad y es captado en su interior para mover una central eléctrica. Lo mejor de este río es encontrarlo crecido, cuando descuelga en la oscuridad sus cascadas tumultuosas.
No fue fácil fotografiar aquellas dimensiones gigantescas pero fue un trabajo cargado de experiencias. Imposible hacerlo sin contar con asistentes: modelos para posibilitar una escala, ayuda física para moverse en terreno difícil y apoyo fundamental para trabajar la iluminación, realizada mediante el pintado con linternas led y xenon de distintas potencias. Fueron Idoia, Cesar y Rober, espeleólogos de los grupos vizcainos ADES y Mundak Explorers la pieza imprescindible para este reportaje y justo es reconocerlo. 
Para la resolución técnica del reportaje, incluida una panorámica esférica de la gran sala, utilizamos dos cuerpos Nikon (D700 y D7000) con distintas ópticas desde 8 hasta 200 mm, una rótula panorámica y cinco linternas led y xenon más tres flashes para resolver la iluminación que requería crear un efecto natural en el que ver las dimensiones y el ambiente de la cueva a la vez que se mantenía el ambiente de oscuridad y tinieblas subterréneas.
Técnica abundante pero sobre todo mucho factor humano aunque nos faltó agua abundante en la cascada y penetrar en algunas de las salas reservadas solo a los espeleólogos. ¿Habrá que volver?

Panorámica de la gran sala, con tres personas en el ángulo inferior derecho
El río subterráneo antes de esconderse bajo tierra





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