Diez jornadas de montaña, treinta cimas pirenaicas, más de doscientos kilómetros… pero sobre todo una experiencia magnífica.
Eso es la Alta Ruta del Pirineo Vasco. Una travesía iniciada en la costa de Hendaia para buscar el recorrido más alto posible hacia levante, hacia la cima emblemática del Anie que es el colofón rocoso de un itinerario amable que se encrespa un poco más en cada etapa.
En la guía que nos propone este recorrido encontramos una doble manera de ver cada etapa.
Por un lado un relato casi íntimo trasciende la mirada y el sentimiento del autor, en primera persona, deslizando a cada paso, tras cada repecho, las sensaciones y emociones vividas en el camino.
Por otro una topoguía esquemática que ayudará a seguir los rasgos del paisaje para conducirse sin dificultad (excesiva) en cada etapa. El recorrido al detalle y también las pistas tan decisivas como dónde está el agua en cada jornada, dónde avituallarse si es posible o dónde encontrar el mejor modo de pasar la noche.
No faltan las imágenes, más descriptivas que evocativas por el necesario objetivo práctico de la guía, pero que sugieren y provocan casi siempre deseos de viajar, de caminar en este caso, en busca del paraíso pirenaico.
Lo que aporta de nuevo esta Alta Ruta es el desafío de buscar el más alto recorrido posible ascendiendo, en el respeto a la trayectoria de marchar hacia el Este, el máximo número de cimas posible y caminar cuando el paisaje lo permite mejor por las crestas que por el valle. El resultado, inevitable y gratificante, es conseguir atrapar con la mirada una ingente cantidad de panoramas diversos: todo el Pirineo Vasco a los pies.
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