23 de octubre de 2011

Yo también fui terrorista... por ser fotógrafo


Fui terrorista por ser aficionado a la fotografía, cuando aún lo era, y me atreví a sacar la cámara en busca de imágenes mientras los estudiantes y casi todo el mundo en Euskadi nos manifestábamos contra la dictadura. Fui terrorista por ser fotógrafo y coincidir una tarde en un pueblo en el que estaba un militante de ETA al que no conocía y con quien no hablé nunca. Fui terrorista por ser fotógrafo y haber cruzado infinidad de veces la frontera y recorrido todos los pueblos de Iparralde (País Vasco francés) para ilustrar una enciclopedia. También fui terrorista por ser fotógrafo y haber dormido en una montaña para esperar un buen amanecer y porque siendo fotógrafo pisé una pradera particular para obtener un buen primer término al componer un paisaje o porque siendo montañero y fotógrafo un cuaderno de campo manuscrito con los movimientos en una colonia de buitres se convirtió en un criptograma para un Guardia Civil inspirado en una noche solitaria. Todas estas veces y muchas más se me trató como aquello, se procedió a interrogatorios, se me apuntó con armas de todos los calibres, me mantuvieron contra mi coche, contra la pared, se registraron mis bolsas, mochilas, cajones y bolsillos. Siempre por ser fotógrafo.
“¡Ah!, tú eres el fotógrafo”. Así me dijo el poli bueno en una comisaría a la que me trasladaron a las dos de la mañana esposado con las manos a la espalda después de haber irrumpido en la casa de mi familia sin más autorización que decir: “le estamos aplicando la ley antiterrorista”.
El malo había dicho un rato antes: “¡…ahora es cuando tienes que hablar porque si no empiezan las hostias!”(sic)
Claro, yo no tenía nada que pudiera interesarles más que la vida de un estudiante de periodismo que intentaba vivir trabajando como fotógrafo.
Mis dos mejores amigos, con quienes tracé mi vida de colegio y de montaña estaban aquella noche sin yo saberlo sufriendo las mismas circunstancias en recintos contiguos de la misma comisaría. Sólo porque yo era fotógrafo.
Después de haber cazado algunos gorriones en mi adolescencia criaba bichos en mi casa, me convertí en lo más parecido a un ecologista pacifista y luego fui feliz porque me considerasen inútil para el servicio militar. Eso no estaba, parece, en las fichas policiales; solo los viajes, la vida singular, los disparos fotográficos…
Quizá un día debería contarlo con más detalle.
Ahora podré, espero, seguir haciendo las mismas cosas  y ya no me tomarán por terrorista más.


2 comentarios:

  1. Gracias por compartirlo Santi. Un texto en el que mucha gente se verá reflejada. Un abrazo Santi!

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  2. Estoy seguro de que muchos más fotógrafos y periodistas se han visto en situaciones comprometidas además de quienes sufrieron las consecuencas de la violencia directamente.

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