28 de julio de 2011

De Manchester a Liverpool




Miramos fábricas antiguas, edificios obsoletos que han recuperado su función a cambio de servir a otros fines que los pensados por sus arquitectos. Así vive Manchester, también Liverpool, cunas de la revolución industrial, del maquinismo y del destino internacional. El boom de la industria de finales del XIX hasta mitades del XX vio como se convertían las riberas y canales del río Mersey y las costas británicas en puertos vitales donde trasegaban en ida y vuelta algodones en bruto paños confeccionados y máquinas de toda índole. Musear por estos lugares supone encontrarse con un pasado eufórico donde no faltó explotación y trabajo humano inhumano. La sola construcción de gigantescos edificios para las fábricas que trataron el algodón, el tabaco o el hierro debió costar ingentes esfuerzos de inmigrantes llegados desde todo el país para quitar el hambre. También fueron usados hasta los niños en trabajos menores de las fábricas de hilaturas y medio mundo ha estado un siglo utilizando máquinas con el apellido de Manchester en sus hierros fundidos.
Aquel esplendor que ha reconvertido ahora algunos de los antiguos edificios industriales en apartamentos de lujo ha dejado todavía bloques gigantes de ladrillo llenos de memoria industrial que se elevan como tumbas vacías esperando un destino más glorioso que el de ser ruinas del pasado. Para un fotógrafo que ha mirado con repetido interés al patrimonio industrial integrar en un mismo plano modernidad e historia tiene un valor añadido. Recrearse entre lo viejo sigue siendo un bello reto para la cámara. Y el resultado es fácilmente interesante. De Manchester a Liverpool es fácil escribir la historia en imágenes.









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