26 de mayo de 2024

ADMIRANDO SERAPIAS (ORQUÍDEAS) CERCA DE CASA


 De paseo por Arraño, el balcón de Laudio
Hay orquídeas cerca de casa, al menos en Laudio (Araba). Muchas, hasta una veintena de especies distintas, consiguen florecer en las laderas de Arraño donde ya tienen un santuario que cuidan algunas entusiastas de estos botones de color en el paisaje. Es la gente de Laudiokoloreak, que cada año practican divulgación y excursiones para enseñar a proteger estas maravillas diminutas que crecen entre la hierba.

A las orquídeas hay que mirarlas arrastrándose, es el mejor modo, y así se puede saber más de ellas. Por ejemplo que son refugios.

Me lo descubre Xabier Ramos, uno de esos fotógrafos de naturaleza empedernidos que se pasan media primavera arrastrándose por el suelo en busca de espectáculos y curiosidades florales. Lo hace, el muy canalla, para darme envidia y me manda por el wasap una provocativa foto en la que apenas se distingue la pata de un insecto peludo rodeado de intenso color violeta. Imagínenselo ahí, tirado en el campo, mirando algo a través de un pepino de cámara. El otro día se mojó y bien, estoy seguro.

Y me chincha: “a que no sabías que en la serapias, no estoy seguro si es una lingua o una cordigera, cuando llueve, hay una gran variedad de insectos que se meten en la flor a refugiarse”. Me había avisado por la mañana para ir juntos a fotografiar orquídeas, que ahora están en su mejor momento, cerca de casa, al parque de Arraño, en Laudio. No le he podido acompañar y me regala la envidia con esas fotos curiosas de una peluda abeja refugiada en la orquídea; y más, porque cada serapia que Xabier mira tiene un insecto cobijado en su interior, en una mañana que llueve sin parar. Lo dicho: en cada flor un ser diminuto refugiado de las inclemencias.

A Arraño sube a caminar mucha gente de Laudio, está a un paso, paso largo y cuestoso, diría yo, y en la primavera hay quien va solo a ver las orquídeas que se multiplican por las praderas que suben hacia el punto más alto de la colina, a sólo 385 metros, así de pequeñita es.

También hay de camino, y por donde más orquídeas crecen, un vértice geodésico, a 285 metros, y un poco más abajo una cruz que está ahí plantada desde 1881. Probablemente la pusieron ahí para santificar un lugar que ya era importante en los ritos de primavera. Lo explica el erudito y divulgador local Félix Muguruza recogiendo aquella ordenanza de 1784 que mandaba que «… todos los años, cuando los maises están ya sembrados, se suba al monte Arraño como hasta ahora aquí, a la bendición general de los campos»  

No se bendicen ya los campos desde Arraño, no hay trigo aunque sí maíces en los  alrededores y allá arriba, además de orquídeas, hay un balcón que mira con privilegio sobre el pueblo de Laudio y sobre medio valle de Aiara. Al fondo está desplegado Gorbeia en toda su panorámica, a los pies el Nervión se esconde entre calles y fábricas.

Hoy no llueve y las serapias moraditas no refugiarán a sus amigas las abejas ni a esos bichejos que han aprendido que dentro de ese cascarón que forman pétalos y sépalos no hay néctar pero si abrigo y se está tan bien como en casa. 



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