28 de junio de 2016

Emocionarse: ¿pecado o virtud?


Ahora que me toca elegir material para “Parajes Inolvidables” vuelvo al dilema de elegir. 
¿Esta o aquella?
Siempre he proclamado que para mí cada disparo fotográfico es una experiencia. Y eso me sucede desde siempre y tiene la consecuencia de que llevo guardada en mi memoria emocional una infinidad de momentos fotográficos. Cada uno responde de verdad a un instante en el que al menos una pequeña emoción, una señal en el exterior o una determinada organización del campo visual despertaron en mi instinto de fotógrafo la pulsión de activar el disparador. Y eso convierte cada proceso de edición de imágenes en una tarea complicada porque desde que tomé cada foto hay algo de ellas en mí y me arrastra con todas ellas, dificultando dejar algunas al margen. 
Me sigue pasando cada día y eso me parece tan interesante como vital aunque me pregunto si es una virtud o un pecado del que no soy capaz de corregirme.


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