26 de mayo de 2011

Panorámicas mundiales

Eran todas las enviadas de algún rincón de Euskal Herria, todas se han puesto frente a panorámicas de todos los lugares del mundo realizados por toda clase de fotógrafos panoramistas, con toda clase de técnicas y cámaras fotográficas.

PIRINEOS, desde Abaurregaina


Entre todas ellas, en la categoría de paisajes, una vista del Pirineo desde Abaurregaina ha quedado entre las cincuenta más valoradas.
La mejor panorámica esférica ha sido del aragonés Ignacio Ferrando con una imagen muy divulgada y conocida en el mundo montañero tomada en el balcón de Pineta sobre la actuación del grupo de rescate de la Guardia Civil.
Había más fotos de Euskal Herria pero no han gustado tanto como para estar en el ranking. Seguiremos trabajando que es lo que importa.
METRO de BILBAO

PALACIO KURSAAL. Donostia-San Sebastian

20 de mayo de 2011

Tres miradas rotas

Con ese evocador título: "Tres miradas rotas" la periodista Rosana Lakunza trae al recuerdo en las páginas del periódico DEIA la pérdida de los tres compañeros de viaje y trabajo fallecidos en un accidente de halicóptero el 21 de mayo de 2001 del que pude escapar con vida. Viajamos a la cantera donde terminó aquel viaje, recordamos momentos difíciles e intensos con quienes fueron testigos en tierra y sobre todo pudimos reafirmar el valor humano de Iñaki Pangua, Rubén Cortijo y Roberto Arenas, su pasión por mirar a Euskal Herria de modo intenso y diferente y la huella dejada en forma de imágenes que serán parte de la historia.
CANTERA DE MARMOL

16 de mayo de 2011

Morir con la cámara en las manos


Hay en EEUU, en el NEWSEUM ubicado en Washington D.C., un gran monumento que contiene una gran lista de nombres. En realidad el Journalists Memorial Dedication es casi solo eso, una lista erigida en vertical que crece cada año y contiene el nombre de los periodistas, cámaras o fotógrafos fallecidos durante el trabajo en cualquier rincón del mundo. Cada 16 de mayo se dedica la jornada al Journalists Memorial Rededication dedicando un acto especial a los periodistas que perdieron su vida en el año anterior. Ayer, se dedicó a los que desaparecieron en 2010.
En el año 2002 aquella lista sumó tres nombres que tuvieron una importante relación con Euskal Herria: Iñaki Pangua, Rubén Cortijo y Roberto Arenas. Los tres fallecieron mientras a bordo de un helicóptero grababan imágenes de uno de los capítulos del programa Euskal Herria lau haizeetara-La Mirada Mágica que ha registrado una de las más altas audiencias de Euskal Telebista, la televisión vasca. El aparato se estrelló sin remedio al chocar con un cable sobre una cantera de mármol el 21 de mayo de 2001. Una fecha inolvidable para mí porque desde entonces celebro un segundo cumpleaños. Era el cuarto pasajero del helicóptero y los bomberos de Markina me sacaron vivo del polvo de aquella cantera. Sobreviví por muy poco: ese punto indefinido, delicado e intransitable, que separa el aquí y el allá.
Con ellos: Iñaki, Rubén y Roberto justo había iniciado un periplo para trabajar en un programa en el que había soñado poder hacerlo. Con ellos se me hizo realidad un sueño pero fue demasiado breve. Con ellos compartí muy brevemente pasión por mirar distinto, pasión por buscar siempre lo escondido y devolver en el camino las excelencias de nuestra tierra.
El 21 de mayo habrán pasado ya 10 largos años que el destino me regaló aquel día. Gracias.


14 de mayo de 2011

Los fotógrafos no tienen enfermedades profesionales

Los fotógrafos, los periodistas, los cámaras…no tienen enfermedades profesionales.

¿Tortura?

Ahora, tras un trompazo en acto de servicio que me ha dejado una rodilla en cuarentena,  cabe recordarlo: no existen las enfermedades profesionales para los profesionales –valga la redundancia- de los medios de información. Léanse si no están de acuerdo la larga lista de clasificación y valoración que la sanidad pública española utiliza para ratificar las “inutilidades” de los trabajadores de cualquier ámbito. Hay enfermedades clasificadas para los fontaneros, los albañiles, los pintores, los profesionales de laboratorios fotográficos… pero ninguna existe para los reporteros de cualquier clase. Vayan a su médico generalista diciéndole que esa hernia discal múltiple que ya hace tiempo les ocasionó la carga continuada de la pesada Betacam se ha resentido y verán escrito en su parte de baja laboral: enfermedad común.
Voy sabiendo de varios fotógrafos que hablan en plural de sus hernias discales, lumbares o cervicales, lo mismo de muchos cámaras de televisión, de otros que caminan cojeando por una lesión contraída en el curso de su trabajo en condiciones difíciles o en cualquier rincón del mundo. Cuando se pasa por los centros de rehabilitación o el traumatólogo advierte que ese cuerpo está muy gastado se descubre que eso es por “enfermedad común”, no por haber cargado durante horas con varios kilos de cámaras, por haber pasado ingentes cantidades de horas sobre la mesa de luz moviendo y clasificando miles de diapositivas o, tras el último grito de la fotografía, por pasar más horas delante de la pantalla del ordenador que mirando por el agujerito mágico de la cámara.
La imagen de una sesión de “estiramiento de cervicales” en un centro de rehabilitación de la Sanidad Pública, más parecida a un potro de torturas que otra cosa, es bastante elocuente.
Quienes aún estén a tiempo deberán cuidar su estructura porque las enfermedades profesionales no existen para los fotógrafos. ¡Qué suerte!

11 de mayo de 2011

Más vueltas que la cabeza de San Gregorio...




Tierras de Berrotza con San Gregorio en el horizonte
Así expresa un dicho popular con raíz en tierras navarras de Berrotza. Y refiere el periplo que la cabeza de plata que contiene la reliquia de este santo realiza de pueblo en pueblo por las comarcas que avecinan el río Ega (más-vueltas-que...). La romería del santo que tiene una portentosa basílica en el alto que llaman Piñalva, desde donde mira a un extenso círculo de campos verdes de trigos y cebadas, se celebra en las primeras semanas de mayo. En ella se realiza un rito singular en el que se hace pasar agua por la cabeza para bendecirla al contacto con la reliquia. El domingo fue el obispo de la comunidad quien lanzó el agua por el embudo, también de plata, colocado en el vértice desnudo de la figura que representa al santo. Al párroco de Sorlada le tocó pasear la cabeza en derredor del templo, asomarla a los cuatro puntos cardinales y bendecir con este gesto los campos a los que San Gregorio protege de las plagas.
Besar al santo -en la nariz, la frente o los labios según se prefiera- llevar agua para lanzar a los campos propios y regalarse una buena comida en sociedad completa el ritual de San Gregrorio.
Ahora le queda a la cabeza plateada el viaje por los campos, a petición, pueblo a pueblo, toda la Berrotza y más tendrá las cosechas libres de langostas y otros destructores alados.
San Gregorio está en un alto y Sorlada en una cuesta; si San Gregorio se cae a Sorlada me lo pesca dice un refrán del lugar. De momento sigue allí arriba, custodiando un magnífico panorama de horizontes ondulados.


El obispo y San Gregorio

Bendición de los campos
El beso del obispo

Nariz con Nariz

Habitos 1

Hábitos 2

Hábitos3

Hábitos 4

5 de mayo de 2011

TABACALERA: fábricas de arte y memoria


Ya está cerrado el antiguo pero magnífico edificio de Tabacalera en Donostia. Ya han comenzado las obras para dar forma al nuevo proyecto de "fábrica de cultura" en que pretende convertirse la antigua fábrica de cigarrillos. Pude visitarlo el último día y así lo hice a propósito porque estos lugares siempre tienen una memoria impresa en sus muros y esa se recuerda más intensamente cuando se sabe que se posee la última imagen posible de esos escenarios. También porque sabía que habrá elementos de arquitectura que van a desaparecer definitivamente y me movía un cierto interés por conservar alguna imagen que pronto será histórica. Había visitado en la década de los ochenta del pasado siglo la fábrica trabajando para un gran proyecto que se llamó Arqueología Industrial en Gipuzkoa y de aquel recuerdo traigo aún algunas rancias fotografías aunque me pesa no haber prestado entonces atención más que de soslayo a las máquinas de fabricar cigarrillos, entonces ocupadas en lanzar y envasar millones de Ducados.
Las grandes naves de Tabacalera son un paraíso para cualquier fotógrafo anhelante de espacios, para cualquier creador amigo de convertir el vacío en escenario de sucesos o en lugar para mirar.  Recorrer aquellas naves vacías fue excepcional y ya no será posible. Nos queda la imagen para la memoria.