31 de enero de 2010

POR SAN BLAS...


la cigüeña verás...











Por San Blas…
 … la cigüeña verás y si no la vieres… año de nieves!
El dicho popular avisa de un invierno que puede prolongarse. Es tiempo de fríos, estamos en Otsaila, el mes del lobo. Cuando el cuerpo se encoge y el alma entristece. Parece que todo redunda el mismo efecto en el ambiente.
Pero yo ya he visto a la cigüeña, ahí están sobrevolando el cielo de la Ribera navarra.
Acaso las nieves que ahora nos acechan sean ya las últimas de este invierno.
Por si acaso haremos ritual de cordoncito. San Blas bendito, cúrame la garganta y el apetito, dice otro refrán. Y veremos en Abadiño sacar a la antigua usanza a los animales del corral, para el mercado, para la exhibición y para la fiesta.
San Blas y sus rituales animalarios parecen tener su relación con el calendario meteorológico, anunciando el tiempo del carnaval, el vencimiento del invierno despertando a los elementos. Las cuestaciones ya han comenzado por todos los rincones de Euskal Herria. Los ioaldunak de Malerreka atronarán el valle durante dos días con sus gigantes eskilas.
¡Despertad, que llega la fiesta! 


22 de enero de 2010

CANTINERAS, SOLDADOS y TAMBORES


No es la guerra.
Es San Sebastián



Uno llega de otro lugar, sin alma de donostiarra, y no consigue fácilmente entender la emoción que se puede sentir saliendo a la calle aporreando un tambor. Se aproxima un poco más si ve a los chiquillos saltando al ritmo de la marcha de Sarriegi, cuando encuentra esa comunión entre el cuerpo y el alma que coinciden en cada donostiarra. Porque cuando se ha vivido oyendo cada 20 de enero ese soniquete imparable entonces se debe llevar ya para siempre en el alma. Y con la mayor naturalidad los chavales se hacen mayores queriendo vestir el traje, vistiéndose de soldado o de cocinero y aporreando el tambor o el barril de madera.
A uno le parece un poco más ridículo el papel de cantinerita niña bonita, a ser posible con falda corta y buenas piernas, cada vez menos frecuente –y gracias- en favor de las muchachas vestidas a la antigua.
Quien gusta de mirar y percibir encuentra sin embargo tanto dentro como en la periferia de la fiesta. En los márgenes suceden las paradojas y los divertimentos más sutiles.
Por fin, sin pretender sentirse donostiarra, el forastero termina percibiendo que quien desfila se lo pasa bien, quien mira desde la acera también. Así que si ellos son felices, también lo somos nosotros.
Pues que ¡Viva San Sebastián!
Cocineros y músicos















  
Sucede en la periferia

18 de enero de 2010

VIEJOS ROCKEROS

En primera fila. Allí pude estar ayer vibrando emociones bajo las guitarras de Oliver Durand y Elliott Murphy. Dos veteranos del escenario que volvieron a poner en pie a sus fieles demostrando que los viejos rockeros nunca mueren.
El abuelo Murphy sigue en la brecha, encandila con esa su voz áspera que modula cuando es menester un cántico amable y dulce para casi apagarse antes de vibrar con la intensidad de un rock verdadero. De los viejos modelos de cantante de carretera, de los escenarios próximos y cálidos, de esa sensación de tocar al público vive y alimenta su energía Murphy aliado en ese disfrute desde hace quince años con el francés Durand.
Si hubiesen cantado diez bises el público se habría quedado a pernoctar en el Euskalduna. Fue casi estremecedor el silencio que el aforo dedicó al penúltimo tema; los dos artistas se apartaron de electricidad y micrófonos, avanzaron hasta el borde del escenario y allí tocaron y cantaron "a pelo". Silencio en butacas música de verdad tocando lo sensible arriba: impresionante y hermoso.
Lo siento por los emepetres, emepecuatro y todas las parafernalias para llevarse la música puesta. Como un directo verdadero y cercano no hay nada.
Si pueden ustedes regálense uno de vez en cuando. Es lo mejor que uno le puede entregar al cuerpo.

Murphy ¡vuelve cuando quieras!

12 de enero de 2010

A DIOS LO QUE ES DE DIOS... y a los periodistas la VERDAD

Eran expertos... conocían bien el terreno... estaban muy bien equipados...
Los periodistas siempre escriben y dicen lo mismo. 
Probablemente para acompañar el dolor, para apoyar a quienes sufren las pérdidas, para no entrar en polémicas. Es una buena medida.

Pero es tiempo de verdades.
Cuando la montaña está peligrosa -siempre es peligrosa- no hay que ir. Y quien va debe asumir los riesgos -meteorología imprevista, avalanchas, desprendimientos...-. 
Los tres esquiadores de Collarada debían conocer el riesgo de avalanchas, no en vano iban provistos de sus detectores ARVA activados. Los tres esquiadores no debían haber entrado en una zona con alto riesgo y sí haberse dado la vuelta. Los tres esquiadores, si debían cruzar esa zona peligrosa, debían haberse distanciado lo suficiente para poder asistirse mutuamente en caso de suceder lo que sucedió. Lo advierten los manuales de buenas prácticas del esquiador de montaña y los manuales de los detectores ARVA. No sirven para nada si estamos todos bajo el alud.
De nuevo los medios informativos han dicho lo de siempre... De nuevo los redactores no han dicho la verdad. 
El culpable del accidente no ha sido del temporal, el responsable no ha sido la montaña. Sí quien asume un riesgo excesivo y no pone suficientes medidas de protección. 
Nos duele que suceda pero más porque puede evitarse. Detectores, teléfonos móviles, materiales modernos y técnicamente perfectos nos permiten un margen de confianza demasiado alto, tan alto como el precio que pagamos por ellos, sobre todo en accidentes y vidas.


Nieve negra











9 de enero de 2010

EL COLOR DEL FRIO


He intentado seguirlo por lugares donde no acosumbra a manifestarse en forma de color blanco. Y esta vez lo ha hecho. El frío ha llevado el hielo y la nieve a rincones que sólo en muy raras ocasiones se visten de armiño. Huyendo de las carreteras colapsadas, de los conductores malhumorados e impacientes y también de los objetivos habituales de los fotógrafos he acompañado a la nieve por las riberas del Ebro, traficando entre viñedos y lagunas salobres hasta llgar al desierto. Pero allí esta vez el cierzo ha vencido llevándose todo el polvo blanco a otra parte. En las Bardenas sólo han quedado los rojos de siempre y las blancas, las ovejas, ateridas de frío igual que sus pastores pese al abrigo de su "espaldero" de piel.



Areatza de blanco




Rioja Alavesa


   Bardenas Reales

1 de enero de 2010

ELOGIO AL LANGOSTINO Y LA ACEITUNA...

y a la croqueta, al ibérico, al pan y al chorizo de Pamplona. A todo lo que se come porque se tiene, a todo lo que se disfruta porque se dispone en la mesa o en el zurrón. Hay que hacerlo porque además de llenar el estómago copiosamente en estos días de gula sirve -o debería al menos- para recordarnos de nuevo que somos unos privilegiados, que con nuestro esfuerzo bastante moderado gozamos de lo que a muchísimos les falta, en la mesa, en el bolsillo y en la boca.
El langostino y la aceituna rellena -como otros placeres de puro lujo- se convierten en una metáfora de la opulencia. Expliquénme si no el perfecto orden de desfile de los dorados marisquitos, bigotes al aire en el plato; o aquella organización cuasi militar de las redondas olivas, perfectamente agujereadas para transportar dentro de su barriga un fragmento o sucedáneo de anchoa.
La consciencia y conciencia son compañeras de viaje en cada tránsito anual. ¿O no?

Metáforas de la opulencia

PAÑUELITO y MANTA en la despedida... del AÑO

Pañuelito
Así nos pilla a veces la circunstancia. Intentando sobrevivir a la desdicha de sufrir un maldito resfriado, acaso un acoso de gripe A, B, C o de la letra que sea. Y mientras otros se lanzan al festejo y la algarabía -felices ellos- otros nos acurrucamos bajo la manta, provistos de pañuelos a cientos. Así le ha tocado al menda despedir al 2009: Adioooooooooooooooooos! Aguuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuur!
Y no se piense nadie que esto va a ser signo de derrota. No ha lugar en el espíritu del tipo de la manta roja y el pañuelo blanco (como si fuera de Bilbao). Porque seguro que el que llega, el año quiero decir, será bueno también como casi todos.
¿O acaso la felicidad no está dentro de uno mismo?. Incluso con resfriado, pañuelo y manta.